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En la persiana metálica de una pequeña ferretería en Puente Alto todavía se notan las marcas de un intento de robo nocturno. “Entraron por la parte de atrás, pero no lograron llevarse nada porque sonó la alarma y llegaron los guardias”, recuerda don Luis, dueño del local. Su testimonio refleja un fenómeno cada vez más común: las pequeñas y medianas empresas (pymes) han comenzado a ver en la seguridad privada un aliado indispensable para proteger su inversión, su personal y la confianza de sus clientes.

El desafío de emprender en un entorno vulnerable

Las pymes representan más del 60% del empleo en Chile, pero muchas funcionan en condiciones de vulnerabilidad. No cuentan con grandes presupuestos, trabajan en barrios con altos índices de delincuencia y dependen de cada peso para sostenerse.

Un robo o un incendio puede significar pérdidas irrecuperables. Frente a ese panorama, la seguridad privada cumple un papel crucial:

  • Prevención de robos: rondas de vigilancia y monitoreo en tiempo real.

  • Protección del personal: guardias capacitados para responder en emergencias.

  • Resguardo de activos: control de accesos y alarmas conectadas a centrales de monitoreo.

  • Disuasión de delitos: la sola presencia de personal de seguridad reduce intentos de intrusión.

“Las pymes no pueden darse el lujo de perder inventario. La seguridad es parte de la supervivencia del negocio”, explica ficticiamente Marcela Muñoz, consultora en gestión de riesgos.

Testimonios desde el mundo pyme

En Maipú, una panadería que había sido asaltada en dos ocasiones decidió contratar un servicio de vigilancia nocturna. “Desde que hay un guardia en la esquina, no hemos tenido más problemas. Ahora trabajamos tranquilos”, dice Claudia, administradora del negocio.

En Quilpué, una empresa de transporte pequeño instaló cámaras conectadas a una central. “Antes me pasaba noches sin dormir pensando que podían robarse los camiones. Hoy recibo alertas en el celular y sé que los guardias reaccionan al instante”, comenta su dueño, Jorge.

Estos relatos muestran que la inversión en seguridad no es un lujo, sino una necesidad para sostener la actividad diaria.

Tecnología y cercanía: la dupla clave

Los servicios de seguridad no se limitan a uniformes visibles. Cada vez más, las pymes combinan presencia humana con herramientas tecnológicas. Cámaras, sensores de movimiento, accesos digitales y aplicaciones móviles forman parte de una red que protege los negocios las 24 horas.

Lo interesante es que, a diferencia de las grandes corporaciones, las pymes valoran especialmente la cercanía: saber quién es el guardia que patrulla la cuadra, poder llamar directamente a la central de monitoreo o recibir información clara en caso de incidentes.

Conclusión

La seguridad privada se ha transformado en un escudo indispensable para las pequeñas y medianas empresas. Protege los activos, resguarda a los trabajadores y transmite confianza a los clientes.

En un contexto donde la delincuencia afecta tanto a grandes cadenas como a negocios de barrio, la diferencia para una pyme puede estar en contar con un aliado que vigile de cerca, responda a tiempo y permita que el esfuerzo de años no se pierda en una sola noche.

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