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En las afueras de Santiago, una bodega iluminada de madrugada es testigo de un movimiento constante: camiones que entran y salen, estibadores que trasladan cajas y supervisores que revisan listas interminables de productos. En medio de esa coreografía industrial, un conjunto de cámaras observa sin descanso. El CCTV se ha convertido en un aliado silencioso, clave para proteger uno de los sectores más sensibles de la economía: la logística y el almacenamiento.

Un eslabón vulnerable de la cadena

Las bodegas concentran mercadería de alto valor: desde alimentos hasta componentes electrónicos, pasando por ropa, maquinaria y fármacos. Su carácter estratégico las hace atractivas para robos organizados y también para fraudes internos.

“La logística es como una autopista de productos. Si se rompe en un punto, todo el sistema colapsa. El CCTV nos da la tranquilidad de que esa autopista está vigilada 24/7”, explica ficticiamente Marcelo Ortiz, gerente de operaciones en una empresa de retail.

Además del robo, estos espacios enfrentan otros riesgos: incendios, accidentes laborales y pérdidas por errores en la manipulación de la carga.

El valor del CCTV en bodegas

Instalar un sistema de videovigilancia en bodegas y centros de distribución no es solo una medida disuasiva. Su impacto va más allá:

  • Prevención de delitos externos: cámaras en accesos y perímetros reducen los intentos de intrusión.
  • Control interno: ayudan a detectar malas prácticas o robos hormiga por parte de trabajadores o proveedores.
  • Seguridad laboral: registran incidentes, apoyando protocolos de prevención de riesgos.
  • Trazabilidad: permiten revisar grabaciones para resolver discrepancias en inventarios o reclamos de clientes.

Un caso ilustrativo ocurrió en 2022, cuando un centro logístico en Quilicura logró identificar a un grupo que intentaba cargar mercadería en un camión sin autorización. La revisión del sistema de CCTV permitió detener el robo antes de que se concretara.

Tecnología que potencia la seguridad

El avance de la videovigilancia ha hecho que el CCTV ya no sea solo una cámara fija. Hoy incorpora herramientas de analítica y control que marcan la diferencia:

  • Cámaras térmicas para detectar incendios en etapas tempranas.
  • Reconocimiento de patentes en accesos vehiculares.
  • Alertas automáticas ante movimientos inusuales en horarios no operativos.
  • Integración con software de gestión de bodegas para mayor trazabilidad.

“Con la analítica de video podemos detectar un camión que se quedó más tiempo del previsto o identificar un paquete mal manipulado. Eso es información para actuar antes de que haya una pérdida”, señala ficticiamente Verónica Díaz, especialista en seguridad logística.

Conclusión

En un mundo donde la logística sostiene gran parte del comercio y la industria, proteger las bodegas es proteger la cadena completa. El CCTV cumple un rol vital: previene delitos, respalda la trazabilidad de los procesos y resguarda la seguridad de quienes trabajan en estos espacios.

Las cámaras ya no son un lujo, sino un componente indispensable de la operación logística moderna. Porque, al final, la eficiencia no solo se mide en rapidez de entrega, también en la certeza de que cada producto llegó seguro a su destino.

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