Es domingo por la tarde en un zoológico de Santiago. Familias con niños recorren las jaulas de leones, parejas pasean entre senderos arbolados y grupos escolares escuchan atentos a sus guías. Todo parece normal, pero detrás de esa tranquilidad hay un engranaje silencioso que asegura que la experiencia sea segura: los guardias de seguridad. Su rol no solo es proteger instalaciones, sino también velar por el bienestar de visitantes y animales en espacios donde la convivencia es tan diversa como frágil.
La seguridad en espacios de ocio: un reto doble
A diferencia de una oficina o un centro comercial, un zoológico o parque recreativo enfrenta desafíos únicos. Aquí se mezclan miles de visitantes con especies animales que requieren cuidado especial. Un descuido puede derivar en un accidente con consecuencias graves.
En este contexto, los guardias de seguridad cumplen una función doble: prevenir incidentes humanos y proteger a los animales de actos de negligencia o vandalismo.
Un jefe de operaciones ficticio de un zoológico lo explica así: “Nuestra prioridad es que cada familia disfrute con confianza, pero también que cada especie esté resguardada. Los guardias son claves en ese equilibrio”.
Funciones esenciales en el día a día del guardia de seguridad
La labor de los guardias en zoológicos y parques recreativos va más allá de la simple vigilancia:
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Controlar accesos para que solo ingresen personas autorizadas a áreas restringidas.
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Supervisar el comportamiento de visitantes, evitando que alimenten a los animales o se acerquen peligrosamente.
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Resguardar la integridad de las especies, previniendo intentos de robo, maltrato o vandalismo.
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Apoyar en emergencias, desde un extravío infantil hasta evacuaciones por sismos o incendios.
Estas funciones convierten a los guardias en actores centrales de la experiencia recreativa.
Historias que reflejan su importancia
En 2022, un guardia en un zoológico de la Región Metropolitana evitó un accidente cuando un grupo de visitantes intentó sobrepasar una baranda para tomarse fotos con un felino. Su rápida reacción no solo protegió a las personas, también evitó poner en riesgo al animal.
En otro caso ficticio, en un parque recreativo del sur de Chile, los guardias fueron clave en la evacuación ordenada de cientos de visitantes tras detectarse un incendio forestal cercano. Su capacidad de organización evitó el pánico y permitió que todos salieran a salvo.
Formación especializada para un entorno vivo
El trabajo en zoológicos requiere un conocimiento adicional. Los guardias reciben capacitaciones en manejo de multitudes familiares, primeros auxilios y protocolos específicos sobre el cuidado de fauna. En muchos casos, trabajan en coordinación directa con veterinarios y personal de manejo animal.
“Un guardia aquí no solo resguarda la seguridad de las personas, también aprende a reconocer comportamientos de estrés en animales para apoyar al equipo”, comenta ficticiamente Verónica Díaz, veterinaria de un zoológico.
Conclusión: guardianes del ocio y la vida
Los zoológicos y parques recreativos son espacios diseñados para disfrutar, aprender y conectar con la naturaleza. Sin embargo, esa experiencia solo es posible gracias a la presencia de los guardias de seguridad, quienes aseguran que tanto visitantes como animales estén protegidos en todo momento.
Son, en definitiva, guardianes del ocio y de la vida: protectores de la alegría de una familia y del bienestar de una especie en cautiverio. Una labor silenciosa, pero indispensable para que estos espacios sigan siendo lugares de confianza y aprendizaje.